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Monclova
mar, Abr, 2024

La tortilla de harina de la discordia.

Es muy de monclovenses que entre las ocho y diez de la noche estemos reunidos en nuestras casas para cenar, hay familias que preparan frijolitos con chorizo, queso en  salsa, carnita con chile y, a los que mejor les va, una carnita asada con guacamole… pero en casi ningún hogar pueden faltar las tortillas de harina, o ‘las de arete’, coloquialmente dicho.

Para muchas familias es toda una tradición preparar las tortillas de harina. Es todo un agasajo ver a nuestras madres amasar la harina, el rexal y la manteca; hay leyendas en Monclova que dicen que depende la harina y la manteca que uses el sabor que tendrá la tortilla, pero también es cierto que no existe una receta única.

Con excepción de los fraccionamientos residenciales, en todas las colonias de Monclova existen locales en donde se hacen y se venden tortillas de harina. Decir que en un lugar se hacen ‘las mejores’ tortillas de harina es casi iniciar una guerra mundial, es como si se hablara en la mesa de política o religión; nunca se llegará a un acuerdo.

Es todo un arte lograr que las tortillas de harina queden redonditas, del mismo tamaño y del mismo grosor, ni hablar del dicho que asegura que estás listo o lista para casarte solo si se te esponjan las tortillas.

El testal es la medida de las bolitas de la harina amasada, las mamás tratan de hacerlas del mismo tamaño, pero es casi un hecho que el último testal será el más pequeño, éste se hace con el sobrante de todos los demás testales. El paso que sigue ‘palotear’ la tortilla para que se extienda y posteriormente ponerla a cocer en el comal. Aquí es donde se desprende un olor casi celestial en todos hogares en donde se preparan las deliciosas tortillas.

Pero hay un momento crucial y es cuando se prepara la última tortilla de harina, esta tortilla será la más pequeña de todas y la más deseada y será la mamá, o la tía, o quien haya hecho las tortillas quien decida quien será la o el elegido. Justo en este momento se conoce a la hija o hijo favorito, ‘aquél que se quedará con los terrenos de la abuela’.

Hay un hermoso recuerdo que yace en la memoria de miles de monclovenses y es cuando les tocó disfrutar la última tortillita de harina que se hizo.

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