Aun a pesar del decreto estatal y de las advertencias por parte de las autoridades sanitarias, la organización de fiestas clandestinas sigue a la orden del día en la región centro, y es que al parecer la atracción por lo prohibido es latente en los ciudadanos.
Estas acciones son relacionadas a la idiosincrasia de las personas pero también envuelven una personalidad y actitud temeraria que pone en riesgo no únicamente su integridad, si no la de las personas allegadas a ellos.
“Ante la latente tentación de organizar y acudir a fiestas, la conducta temeraria es una actitud imprudente, que acarrea consecuencias negativas hacia él y hacia las personas de las que se rodea, esta conducta temeraria es de un costo muy alto”, señaló Alejandro Villa, Psicólogo.
Este tipo de actitudes, es muestra de ansiedad, desesperación y hasta depresiones; Pero más allá las consecuencias que acarrea, ante la posibilidad de un diagnóstico positivo de Covid, son los pensamientos disfuncionales.
“Caso diferente al personal de salud a los cuales agradecemos, ellos si pueden deshacerse de esta actitud temeraria, pero el resto de las personas está esperando a que les pase algo para poder tomar acciones en consecuencia”, señaló villa.
El psicólogo llamó a la población a la reflexión y al agradecimiento por el privilegio de estar vivimos; así como la oportunidad de poder pasar tiempo con las personas que viven bajo nuestro propio techo.
En resumen los tiempos no son para tomar decisiones no pensadas si no de la redefinición de los pensamientos acerca de las actitudes y de los hábitos, que nos potencialicen a ser mejores, padres, hijos, hermanos y amigos.
