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mié, Abr, 2024

El Museo del Desierto participa en la investigación de dinosaurio carnívoro de Brasil

El paleontólogo mexicano Héctor Rivera Sylva, del Museo del Desierto, en Saltillo, Coahuila, participo en un proyecto internacional de expertos junto a Eberhard Frey, académico del Museo de Historia Natural de Karlsruhe en Alemania, además de David Martill y Robert Smyth, paleontólogos de la Universidad de Portsmouth, en Inglaterra, quienes lograron la descripción de un nuevo dinosaurio carnívoro de Brasil: el Ubirajara jubatus.

Su nombre proviene de la lengua Tupí-Guaraní que significa “señor de lanzas” en referencia a las espinas que posee en los hombros, y la especie “jubatus” hace referencia a la melena que posee en su lomo.

El dinosaurio del tamaño de un pollo, tiene una antigüedad de 110 millones de años y fue descubierto hace varias décadas en la Formación Crato, en la Cuenca de Araripe, cerca del poblado de Santana do Cariri, en la región noreste de Brasil.

Considerada a nivel mundial como un importante sitio Lagerstätte (término alemán para referirse a lugares con fósiles de conservación excepcional o extremadamente bien preservados), la Formación Crato nos cuenta una historia de millones de años, en los que primitivos ríos acumularon finos sedimentos en lo que fuera el lecho de un mar poco profundo durante el Cretácico Temprano.

Este nuevo dinosaurio está emparentado con géneros geográficamente tan distantes como Compsognathus de Alemania y el Sinosauropteryx encontrado en China.

Esta familia se caracteriza por tener cráneos alargados y angostos, pequeños dientes puntiagudos, y unos singulares huesos en las manos que fueron de gran utilidad para la identificación del espécimen.

Lo relevante del descubrimiento, es que a pesar de que han sido descritos dinosaurios emplumados con anterioridad, es la primera evidencia de un dinosaurio emplumado en el hemisferio sur, en lo que correspondería al antiguo supercontinente llamado Gondwana.

La información obtenida de este nuevo descubrimiento sugiere que se trató de un macho joven, -conclusión debatible pero posible-, a la que se llegó luego de revisar sus características óseas que sugieren su edad.

Destaca de su anatomía unas enigmáticas estructuras de queratina, muy largas, planas y rígidas ubicadas en los hombros, con una pequeña cresta afilada a lo largo de la línea media, que no afectaron la libertad de movimiento en sus brazos y piernas, ni representaban limitaciones en su capacidad de cazar, acicalarse y enviar señales.

También contó con una especie de melena en el lomo, que se cree que pudo ser controlada por músculos que le permitieron levantarla de manera similar a como lo hacen las aves modernas durante el cortejo.

Sobre los resultados de la investigación, el profesor Rivera compartió:

“Lo que es especialmente inusual de este dinosaurio, es la presencia de la melena conformada por finas y largas plumas en su espalda, ya que son similares al pelo, algo que es posible ver en los polluelos de las aves modernas y que, sorprendentemente, logro conservarse prácticamente intacto.

Además, las dos espinas largas, planas y probablemente rígidas a cada lado de sus hombros que se proyectaban hacia afuera y hacia atrás, siendo esta una característica única, ya que no existe ninguna prueba anterior en el registro fósil y que, probablemente, le habrían servido para atraer pareja, diferenciar a machos y hembras (dimorfismo sexual) o bien, para intimidar a rivales de su misma especie.

Esta es una interpretación valida, si consideramos que las aves son los únicos parientes vivos cercanos a los dinosaurios y en ellas las plumas tienen este tipo de funciones, que suelen exhibir mediante elaborados bailes.”

El Dr. Rivera añadió: “El Ubirajara jubatus no solo es importante por las estructuras integumentarias presentes por vez primera en un dinosaurio no aviano, cambiando por completo la manera de ver el comportamiento de ciertos dinosaurios.

Sino que el valor científico trasciende formando un parte aguas ya que es la primera evidencia de plumaje para este grupo en Latinoamérica, así como de las pocas reportadas para el subcontinente de Gondwana.

Ampliando el conocimiento acerca de los dinosaurios no avianos emplumados para América, cuyas evidencias son muy escasas.”

La preparación del fósil fue dirigida por el profesor Eberhard Frey del Museo Estatal de Historia Natural de Karlsruhe, quienes lograron extraer el espécimen a partir de dos lajas de piedra.

El proceso permitió descubrir elementos esqueléticos ocultos y gracias al apoyo de rayos X, también se encontraron estructuras de tejidos blandos, lo que posibilito constituir una imagen más clara de sus características.

Actualmente el espécimen se encuentra resguardado en la colección del Museo de Historia Natural de Karlsruhe en Alemania y fue publicado como nuevo género de dinosaurio para el mundo, en la revista especializada Cretaceous Research.

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