En un pequeño y humilde taller de costura, doña Eréndira Guerrero, quien vive en la Ciudad Juárez, Chihuahua, pasa largas horas confeccionando hermosos y tiernos osos de peluche con una característica bastante peculiar. Los pequeños amigos esponjosos están laborados con ropa de aquellas personas que han perdido la vida por COVID-19, un detalle para que sus familiares pueden abrazarlos una vez más.
En aquellos oscuros años, donde la Ciudad Juárez vivió con grandes niveles de violencia, la señora Eréndira inició este proyecto a partir de ropa que en vida las personas vistieron. Ahora tras llegada del COVID-19, esta actividad ha vuelto con una gran auge, pues hay quienes buscan tener un pequeño recuerdo de aquellos que ya no están.
Guerrero calcula que desde que comenzó la pandemia que aún nos aflige, lleva cerca de 200 osos elaborados para familias que han perdido algún pariente por el nuevo coronavirus.
Los pedidos de los pequeños amigos esponjosos han ido en aumento, pues muchas familias se vieron imposibilitadas para dar un último adiós aquel ser querido que un día entró a un hospital por la enfermedad y ya no regresó.
Las familias llevan alguna playera, camisa o prenda y doña Eréndira recorta el patrón de la figura del oso. Este trabajo cuesta alrededor de 30 dólares por cada pieza confeccionada.
Algunos osos portan mensajes como este: “Esta es una prenda que solía usar, cada vez que lo abraces quiero que sepas que ahí estoy. Con amor, papá”.
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