Ante el repunte de la incidencia Alemania dio un paso atrás en su recién iniciada desescalada, dio a conocer de un cierre general para Semana Santa, obligándolos a un comercio minorista de la mitad del país a bajar de nuevo a la persiana.
Tras una tensa reunión de más de 11 horas este paso los jefes de gobierno de los 16 estados federados y la canciller alemana, Angela Merkel acordaron ante el ímpetu que ha tomado la tercera ola con la variante de la Gran Bretaña ya como mayoritaria cuando aún no se había aplacado completamente la segunda.
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A siete días de la incidencia acumulada se situó a Alemania en los 107 mil 3 casos por cada 100 mil habitantes, cuando el 15 de febrero era de 58 mil 900 (tras los 197,006 del 22 de diciembre) En tan solo 24 horas se registraron en el país 7 mil 709 positivos y 50 fallecimientos. Más de 3 mil personas se encuentran ingresadas con COVID-19 en UCIS.
Caso “muy grave”
La canciller de Alemania, Angela Merkel advirtió que la situación es “muy grave” y apuntó la importancia de no “sobrecargar el sistema sanitario”. “Tenemos una nueva pandemia con la propagación de la variante británica”, señaló Merkel e indicó que esta mutación es “más mortífera, más infecciosa” y provoca convalecencias más prolongadas.
El acuerdo incluye prolongar las restricciones generales hasta el 18 de abril, reducir los contactos interpersonales a una persona no conviviente y prevé incluso los toques de queda en las localidades en las que la incidencia acumulada sobrepase los 100 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en siete días.
Además, se prolongarán los festivos de Semana Santa por delante y detrás, entre el 1 y el 6 de abril. Tan sólo algunos comercios esenciales -y con limitaciones- podrán abrir estos días, como gasolineras, farmacias y las tiendas de alimentación.
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