Durante la Conferencia del Episcopado Mexicano, se pidió a los sacerdotes salir a ofrecer misas en lugares “machados de sangre”, donde hayan ocurrido homicidios, feminicidios, desapariciones forzadas, con el fin de visibilizar la violencia que se vive en el país y pedir por la paz que se termine con las agresiones a sacerdotes.
El debate entre la iglesia católica y el Presidente a cerca de la estrategia de seguridad, ha sido debatido por muchos, criticando el hecho que “los abrazos no alcanzan para cubrir los balazos”, así como Andrés Manuel ha cuestionado el conservadurismo de dichos comentarios.
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De igual manera, los obispos proponen celebrar las misas y oraciones comunitarias en lugares que representen a todas las personas violentadas, desaparecidas, o donde haya ocurrido una tragedia lamentable, y así poder hacer memoria de la muerte y resurrección de Cristo para las personas que sienten su dolor.
También se pidió que en las misas del 10 de julio, se haga memoria de los sacerdotes y líderes religiosos que han sido agredidos físicamente, mostrando fotografías de los mismos en un sentido memorial.
