Un par de ladrones mostraron tener corazón cuando se encontraron con un repartidor de comida en las calles de Karachi, una ciudad pakistaní.
Pues mientras él se acercaba a su motocicleta para continuar con su trabajo, otros dos sujetos comenzaron a pedirle sus bienes para quitárselos e irse de ahí.
Pero de pronto, ambos sujetos parecen cambiar de parecer de un momento a otro cuando notan que el joven comienza a llorar. Lo que muy probablemente hizo sentir mal a estos dos sujetos.
Inmediatamente comienzan a regresarle sus pertenencias, e incluso uno de ellos le da un abrazo para recomponerlo y lo anima un poco, y a su vez su otro compañero se despide de una manera educada dándole un apretón de manos.
Cuando el chico comienza a subir a su moto los otros dos se despiden de él y continúan su camino dejando en paz al pobre repartidor, el cual solo acabo llevándose un buen susto.