Daniela, una enfermera que trabaja en la ciudad argentina de Santa Fe, había trabajado toda su vida ayudando a sus vecinos cada vez que ellos lo necesitaban, pero luego de la llegada de la pandemia, estos comenzaron a agredirla y a pedirle que dejara el barrio.
Tiempo después, estos lanzaron comida envenenada al patio en donde se encontraban sus mascotas, ya que estas no salían a las calles.
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Posteriormente la enfermera denuncio la muerte de su perrita tras haber ingerido la carne con vidrios, luego de encontrar un cartel en el exterior de su casa donde le exigían que se fuera a los pocos días de iniciar la pandemia, cuando comenzó a atender a pacientes con coronavirus.
“Uno estudia para hacer el bien, es muy doloroso lo que hicieron por ignorancia, por maldad. Nuestros animales eran nuestra vida”.
Su hijo fue quien le aviso sobre la lamentable situación de sus animales; “Gavita”, su perrita de 16 años murió en su hogar, pero Junior, un viejo gato que vive con ellos logro sobrevivir.
A pesar de haber vivido una mala experiencia por parte de sus vecinos, la familia dijo que buscan adoptar un nuevo compañero para Junior, tras haber perdido a Gavita.
