La Guaira, Venezuela.- Un pequeño grupo de personas armadas solo con un sedal y un anzuelo, salen a conseguir algunos peces para que sus familias puedan tener algo que comer, pues debido a la pandemia que muchos de ellos se han quedado sin trabajo y sin dinero.
Ante la desesperación por la hambruna, han tomado sus pequeñas camas inflables y se han aventurado al mar, pensando únicamente en una cosa; darles de comer a sus hijos.
“Nosotros somos constructores, nosotros somos albañiles, pero ahorita no hay trabajo de construcción. No hay ¿Cuánto cuesta un saco de cemento? Vale 10 dólares ¿Quién compra un saco de cemento ahorita en 10 dólares? Y si compran el saco de cemento no van a tener para pagarte la mano de obra. Entonces, ¿Cómo hacemos? Más fácil para nosotros es salir a pescar”, dijo Juan Carlos Almeida, de 35 años, quien pesca acompañado de Eric Méndez.
Los más aventurados reman hasta 8 kilómetros sin la garantía de que puedan volver sanos y salvos nuevamente hasta la costa.
Anteriormente, estas personas tenían un empleo y un sustento que les permitía permanecer en la seguridad de sus hogares junto a sus familiares, sin embargo, la pandemia cerró las playas y los bañistas que asistían a los establecimientos cercanos ya no pueden visitarlos.
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Es por ello que tienen que salir todos los días a pescar, sin embargo, cada vez que atrapan un pez tienen el riesgo de ser atacados por un tiburón, o de que sus camas de aire y botes sean mordidos o volcados por los mismos.
Tras una larga y agotadora espera, luego de conseguir su preciado alimento, aun tienen que luchar contra corriente para poder volver a la orilla, pero es un riesgo que varios han decidido tomar, pues aseguran que es en esos lugares tan alejados donde se encuentra la mayoría de los peces.
