A pesar de que ya no pueden congregarse en grupos masivos como consecuencia del COVID-19, varios grupos religiosos salieron de sus hogares para rendir honores a la Virgen de la Caridad del Cobre, la patrona de Cuba.
En su peregrinaje cargan velas y flores en las manos, abriendo sus brazos al momento de entrar a la iglesia de la Virgen de la Caridad, en búsqueda de una solución divina.
El templo está ubicado en el barrio de Centro Habana, a donde acuden para solicitar apoyo espiritual y una solución a todos sus males, incluida la pandemia, la que ha dejado a 4 mil 377 infectados y 104 muertes desde su llegada a la isla el pasado mes de marzo.
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Aunque las autoridades Cubanas habían cancelado las procesiones, al igual que las misas masivas con tal de detener la propagación del virus, pudieron realizar las ceremonias de este año a través de la radio y la televisión estatal en las provincias.
Así mismo, las autoridades reiteran diariamente el uso del cubrebocas y el distanciamiento social entre personas.
Cada 8 de septiembre los cubanos acuden a la Basílica Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, en Santiago de Cuba, al sur del país, donde reposa la imagen de la Virgen en oro sobre su altar de mármol y plata maciza, decorado con objetos de valor.
Ante la desesperación y la necesidad de encontrar una cura para el coronavirus, los ciudadanos de cuba envían sus plegarias a la Virgen esperando que ellas sean escuchadas.
