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jue, May, 2024
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Sobrevive taxista de Monclova al Covid-19

  • Tras una semana de hospitalización, fue despedido entre aplausos en el “Piso de la Esperanza”

El “Piso de la Esperanza” del Hospital General de Zona (HGZ) No. 7, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Coahuila, atestiguó el emotivo egreso de un joven dedicado a la conducción de un taxi que se contagió de COVID-19, y luego de 10 días en condición grave, al final ganó la batalla.

Marcos tiene 26 años de edad, es casado, padre de tres niños y es originario del municipio de Castaños. Él estuvo hospitalizado por una semana y al ser egresado, fue despedido entre aplausos por el personal multidisciplinario que lo atendió en el nosocomio de Monclova.

El especialista en urgencias y también encargado del Equipo de Respuesta COVID-19 del Piso 3, Miguel Ángel Sánchez Leija, expuso que este egreso representa un respiro y los motiva a seguir adelante.

Antes de marcharse, “el joven de la cama 323”, como algunos llamaban a Marcos, reveló que quizás se había contagiado porque, al igual que otras personas, no creía en el virus.

A más de nueve meses de iniciar la emergencia sanitaria, el uso constante del cubrebocas lo había cansado y algunas veces, cuando no estaba en el trabajo, se lo quitaba para respirar mejor, sin medir las consecuencias.

Apenas llegó la temporada decembrina, la afluencia de personas aumentó y también el trabajo. Todo iba bien, hasta que aparecieron síntomas que lo pusieron en alerta.

Primero aparecieron intensos dolores de cabeza, fiebre y vómito; más tarde llegó con la insuficiencia respiratoria, este último padecimiento lo hizo buscar ayuda.

Confesó que hasta la manifestación de los primeros síntomas creyó en el virus y sintió miedo al ingresar a Urgencias del HGZ No. 7, donde apenas arribó y de inmediato fue enviado al Piso 3, lugar donde están los pacientes más críticos.

A través de un video que grabó antes de marcharse para despedirse y agradecer al personal médico y de enfermería, confesó que pensó que no sobreviviría.

A punto de romper en llanto, reconoció la labor de los integrantes de los Equipos de Respuesta COVID-19, que siempre le daban palabras de aliento. “Conocí personas maravillosas que, sin duda, Dios las escogió para estar aquí”, afirmó.

En el exterior del nosocomio, a su salida se encontró con más aplausos y buenos deseos;setrasladó a su hogar, donde seguirá con su recuperación.

UNA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL

El responsable del equipo Covid, Miguel Ángel Sánchez Leija reconoció la labor del equipo multidisciplinario y reiteró que cada uno de ellos pone gran esfuerzo y dedicación en la atención de los pacientes.

Reconoció que la llegada de la vacuna representa una luz al final del túnel y brinda esperanza, pero llamó a la gente a no bajar la guardia, evitar reuniones, poner en práctica la sana distancia, lavarse las manos, usar cubre bocas y gel antibacterial.

“ME SALVARON LA VIDA”

Marcos, consideró que aunado a la motivación de volver a abrazar a su familia, el buen trato de los médicos y enfermeras que lo atendieron aceleró su recuperación.

Llamó a la gente a cuidar a sus seres queridos y evitar exponerse a contagiarse en reuniones.

“Ingresé muy mal, pensé que me iba morir, pero gracias a Dios, a los médicos y al Seguro Social, estoy aquí”, finalizó el paciente.

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Marcos tiene 26 años de edad, es casado, padre de tres niños y es originario del municipio de Castaños. Él estuvo hospitalizado por una semana y al ser egresado, fue despedido entre aplausos por el personal multidisciplinario que lo atendió en el nosocomio de Monclova.

El especialista en urgencias y también encargado del Equipo de Respuesta COVID-19 del Piso 3, Miguel Ángel Sánchez Leija, expuso que este egreso representa un respiro y los motiva a seguir adelante.

Antes de marcharse, “el joven de la cama 323”, como algunos llamaban a Marcos, reveló que quizás se había contagiado porque, al igual que otras personas, no creía en el virus.

A más de nueve meses de iniciar la emergencia sanitaria, el uso constante del cubrebocas lo había cansado y algunas veces, cuando no estaba en el trabajo, se lo quitaba para respirar mejor, sin medir las consecuencias.

Apenas llegó la temporada decembrina, la afluencia de personas aumentó y también el trabajo. Todo iba bien, hasta que aparecieron síntomas que lo pusieron en alerta.

Primero aparecieron intensos dolores de cabeza, fiebre y vómito; más tarde llegó con la insuficiencia respiratoria, este último padecimiento lo hizo buscar ayuda.

Confesó que hasta la manifestación de los primeros síntomas creyó en el virus y sintió miedo al ingresar a Urgencias del HGZ No. 7, donde apenas arribó y de inmediato fue enviado al Piso 3, lugar donde están los pacientes más críticos.

A través de un video que grabó antes de marcharse para despedirse y agradecer al personal médico y de enfermería, confesó que pensó que no sobreviviría.

A punto de romper en llanto, reconoció la labor de los integrantes de los Equipos de Respuesta COVID-19, que siempre le daban palabras de aliento. “Conocí personas maravillosas que, sin duda, Dios las escogió para estar aquí”, afirmó.

En el exterior del nosocomio, a su salida se encontró con más aplausos y buenos deseos;setrasladó a su hogar, donde seguirá con su recuperación.

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