Don Carlos resintió los efectos de la pandemia, no enfermando, sino que esta afectó en gran medida las ventas de su negocio, el cual consistía en la creación y venta de piñatas, desafortunadamente sus ventas, al igual que los ingresos se fueron en picada.
Tras la llegada del coronavirus, la mayoría de los salones de fiestas infantiles que operaban fueron cerrados para evitar más contagios, y por ello ya no pudo vender su producto.
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“Nosotros anteriormente contábamos con ventas a salones de fiestas, eventos donde se requerían las piñatas, actualmente eso está cerrado, todo eso está sin trabajo y pues nosotros no tuvimos otra opción que hacer esto”, dijo en entrevista para ABC Noticias.
Tras esto, don Carlos tuvo que ingeniárselas para conseguir ingresos y llevar alimentos a su familia para poder sobrevivir a esta dura situación. Por tal motivo, él y tres de sus amigos que se dedican al mismo oficio decidieron unirse para conseguir algo de dinero y comenzaron a ir todos los días a los cruceros y tiendas de pasteles para intentar vender sus piñatas o en su defecto intercambiarlas por despensas.
Sin embargo, ha habido ocasiones en las que las autoridades los han querido correr, por lo que se ven obligados a retirarse del lugar al no querer meterse en problemas con la policía local.
“Me han intentado quitar de lugares, nos tenemos que retirar, a la gente le gusta el proyecto, pero me siento a veces triste de que vengan policías y nos digan que el proyecto no está bien, que no estamos haciendo las cosas bien”.
No obstante, el hombre pidió a las autoridades no ponerles trabas para poder trabajar, y permitirles continuar con sus ventas, que al fin y al cabo son necesarias para que sus familiares tengan algo que comer.
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