A fin de llevar un mensaje de paz y esperanza, Mons. Alonso Garza, Obispo de la Diócesis de Piedras Negras arribó al ejido Rancherías, en Múzquiz, Coahuila, lugar donde se localiza la mina Miracaram, donde quedaron atrapados al menos siete mineros debido a un derrumbe que se registró en la mañana del viernes 04 de junio.
Garza visitó a los familiares de los trabajadores para aliviar un poco con su angustia y desesperación de saber si sus seres queridos se encuentran con vida.
“Me da mucho gusto escuchar todos los esfuerzos que se están haciendo…las vidas de los familiares de ustedes, hermanos nuestros, son invaluables… Yo les invito este día a pedirle al Todopoderoso, para Él no hay límites. A pedirle que ayude a los que están trabajando en el rescate, ellos están poniendo su mejor esfuerzo y todo su conocimiento, si además de eso, también viene la ayuda y la luz de Dios, estoy seguro de que el resultado podrá ser mejor”.
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En seguida, el Obispo hizo un llamado a los presentes en el lugar a unirse en oración por los mineros que salieron a trabajar y ya no regresaron a casa.
“A mí me recuerda mucho este momento cuando los apóstoles andaban con Jesús en aquella barquita muy frágil, se vino la tempestad y ellos no podían hacer nada. Y contra todo pronóstico, contra todo imposible, Jesús hizo que salieran bien. Ahorita quiero que nos imaginemos todos nosotros a Nuestro Señor allá adentro con ellos, nuestros hermanos que todos queremos y que lo que hizo con los discípulos lo haga también con ellos”.
Ante los medios de comunicación Garza reiteró ante los medios de comunicación que por años se ha exigido a las empresas mineras y al gobierno, que se mejoren las condiciones de seguridad para los trabajadores, “porque más valioso que el carbón, es la vida, y más valiosa que la mina es la persona”, concluyó.
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