Atravesar las peligrosas aguas del Río Bravo, ser asesinados por algún policía o que mueran de hambre en territorio mexicano es algo que miles de migrantes haitianos preferirían vivir antes que tener que volver a su país.
Así lo aseveró Ronny Morrosi, uno de los hombres que conforman la caravana masiva de más de 13 mil personas que actualmente se encuentra viviendo en los municipios fronterizos de Acuña, Coahuila y Del Río, Texas.
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“Es preferible morir en suelo extranjero que regresar a Haití, es preferible que nos maten durante nuestra travesía o morir al desafiar las aguas del Río Bravo que regresar a nuestra patria y arrastrar a nuestros hijos a la miseria”, comenzó declarando el joven con un nudo en la garganta.
Ronny dio a conocer su historia y la de su pequeña familia, conformada solamente por su hija y esposa, quienes desde hace meses han vivido numerosas experiencias alrededor de los 11 países de Latinoamérica por los que han pasado.
Aunque el migrante haitiano reveló que no todas las personas han sido malos con ellos, sí resaltó que han sido víctimas de mucha discriminación y rechazo de parte de la sociedad, quienes “se ciegan a brindar ayuda a quienes más lo necesitan”.
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“En mi mente están plasmadas las imágenes de los cuerpos de niños, niñas, hombres y mujeres que han perdido la vida en el intento por cruzar a Estados Unidos, algunos de ellos mutilados, abusados sexualmente, otros más muertos por falta de alimento”, agregó Morrosi.
“Como adultos podemos soportar el hambre pero no podemos seguir soportando la inseguridad y la falta de oportunidades de Haití, que son producto de un gobierno insensible y opresor que ha interpuesto sus intereses ante las necesidades del pueblo”, finalizó relatando el entrevistado.
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