“Nueve de cada 10 ciudadanos en México respaldan la elección de una mujer como presidenta”, según un estudio del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Solo un 8.6% se muestra en desacuerdo. Esta cifra se traduce en 87.7 millones de votantes dispuestos a apoyar a una candidata en los comicios de 2024, de los cuales el 52% son mujeres.
Este cambio de actitud se atribuye en parte a las acciones afirmativas que han ganado aceptación en la sociedad. La paridad política, que exige a los partidos incluir al menos un 50% de mujeres en sus candidaturas a gubernaturas y cámaras legislativas, ha tenido una influencia positiva. Los conceptos de “mujer”, “cambio” y “renovación” están ahora estrechamente asociados en la percepción del público.
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Sin embargo, persisten ciertas resistencias. Un 15% de los miembros del Partido Acción Nacional (PAN) y aproximadamente dos de cada 10 ciudadanos mayores de 45 años muestran reticencia hacia la idea de una presidenta. Entre la población trans y gay, el rechazo es más marcado, con un 37.5% y 34.6% respectivamente.
A pesar de estos desafíos, las candidatas Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez se perfilan para una elección presidencial histórica, setenta años después de que se garantizara el derecho al voto de la mujer en México. La equidad de género ha avanzado notablemente en los cargos públicos, con una presencia significativa de mujeres en las cámaras legislativas y en instituciones clave como la Suprema Corte de Justicia y el Instituto Nacional Electoral.
De acuerdo con las encuestas y las tendencias de las coaliciones partidistas, parece cada vez más probable que una mujer ocupe la presidencia en 2024, marcando un hecho importante en la historia política de México.
