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jue 12, 23

El papa Francisco lamentó que los pobres sean invisibles, con un “grito de dolor”

El Pontífice celebra la Santa Misa con ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres, que se celebra este XXXII Domingo del Tiempo Ordinario y hace reflexionar sobre nuestra conducta: “podemos multiplicar lo que hemos recibido, haciendo de nuestra vida una ofrenda de amor para los demás, o podemos vivir bloqueados, pensando sólo en nosotros mismos, sin comprometernos”

En el día en el que se celebra la Jornada Mundial de los Pobres, el Papa Francisco ha presidido la Santa Misa desde la Basílica de San Pedro centrando su homilía en el evangelio hodierno, en el que el evangelista San Mateo nos presenta “la parábola de los talentos”. Dicha parábola nos habla de tres hombres que se encuentran con una enorme riqueza entre las manos, gracias a la generosidad de su señor que parte para un largo viaje.

Ese patrón, sin embargo, un día volverá y llamará de nuevo a aquellos siervos, con la esperanza de poder gozar con ellos, por la forma en que, durante ese tiempo, hicieron fructificar sus bienes. Esta parábola “nos invita a detenernos en dos itinerarios: el viaje de Jesús y el viaje de nuestra vida” ha dicho el Papa Francisco.

“En esta Jornada Mundial de los Pobres la parábola de los talentos nos sirve de advertencia para verificar con qué espíritu estamos afrontando el viaje de la vida. Hemos recibido del Señor el don de su amor y estamos llamados a ser don para los demás”, enfatizó.

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Porque, insistió, “si no multiplicamos el amor alrededor nuestro, la vida se apaga en las tinieblas”.

Fue entonces cuando pidió que se reflexione sobre las “pobrezas materiales, culturales y espirituales de nuestro mundo” y “en los pobres que se han convertido en invisibles, cuyo grito de dolor es sofocado por la indiferencia general de una sociedad muy ocupada y distraída”.

“Pensemos en cuántos están oprimidos, cansados, marginados, en las víctimas de las guerras y en aquellos que dejan su tierra arriesgando la vida, en aquellos que están sin pan, sin trabajo y sin esperanza (…) Hagamos que circule la caridad, compartamos nuestro pan, multipliquemos el amor. La pobreza es un escándalo”, dijo.

Y se mostró convencido de que “cuando el Señor vuelva nos pedirá cuentas y nos dirá: ¿Por qué han tolerado que muchos pobres murieran de hambre, cuando poseían oro con el cual procurar comida para darles?”.

Tras el rezo el Ángelus, Francisco se reunió en el Aula Pablo VI del Vaticano con mil 200 pobres en un almuerzo organizado por el Dicasterio para el Servicio de la Caridad y ofrecido este año por los Hoteles Hilton.

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