Javier Milei, conocido inicialmente como analista económico en televisión, ha ascendido rápidamente a la presidencia de Argentina con un enfoque político radical. Defensor de la ideología libertaria, propone reducir al mínimo la intervención estatal en el mercado, mediante recortes significativos en el gasto público y la venta de empresas estatales.
El presidente electo, representante de La Libertad Avanza, enfrenta desafíos legislativos considerables, ya que su partido tiene una representación minoritaria en el Congreso.
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Milei busca privatizar empresas estatales clave, incluyendo Yacimientos Petrolíferos Federales (YPF) y Agua y Saneamientos Argentinos (AISA). Su visión también abarca medios de comunicación y transporte, como Aerolíneas Argentinas y las líneas de ferrocarriles.
Con objetivos centrales de eliminar la inflación y combatir la inseguridad, Milei planea inspirarse en la dolarización de Ecuador para lograr un equilibrio fiscal. Propone cerrar ministerios, culpando al Banco Central de la República Argentina de los problemas económicos del país.
La eliminación del Banco Central llevaría a una dolarización de facto, con un proceso que podría tomar entre 9 y 24 meses. Aunque inicialmente se mostró radical, Milei ha moderado algunas posturas tras su victoria, generando expectativas sobre su capacidad para adaptarse a la realidad política y legislativa.