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mié, Abr, 2024

Don Enrique perdió su negocio y su hogar el mismo día por un sismo, ahora la pandemia lo amenaza mientras vive en la calle

Don Enrique Alcántara perdió su hogar y negocio tras sismo del 19 de septiembre de 2017, pero pudo salir adelante, ahora la crisis por el coronavirus lo amenaza nuevamente, pues tiene que mantenerse sano, a pesar de su situación económica.

Tras perder su local, pudo sobrevivir trabajando como planchador, gracias a algunos clientes que siguieron frecuentándolo.

A pesar de que perdió su local llamado “La docena”, don Enrique cuenta que su negocio no se ha detenido en ningún momento, este se hallaba en la esquina Concepcion Beitegui y Yacatas en la colonia Narvarte Poniente, en la Ciudad de México. Allí, donde alguna vez estuvo su local, queda un terreno baldío, escondido detrás de varias tarimas de madera y un anuncio con el teléfono y nombre de su negocio.

El edificio no solo era su local, sino que también era su vivienda, por lo que permanece cerca del terreno viviendo en un campamento improvisado por lonas y muebles que los mismos vecinos le han regalado.

“Desde el sismo del 17 me quede aquí, por cuestiones de la pandemia, todos los vecinos como son gente mayor se fueron con familiares y aquí pues estoy resguardando el terreno. ¿Irme a otro lado?, no tengo la posibilidad económica como para ir a rentar un cuarto o algo porque está muy difícil la situación; ¿con familiares?, viven lejos y la gente pues aquí me busca para lo que ellos gusten y manden, estamos a las órdenes de la gente”, comentó a Excelsior.

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Luego de la tragedia del terremoto, la gente se enteró de que el hombre necesitaba ayuda, por lo que siguieron llevándole prendas para que pudiera seguir laborando. Pero luego llegó la pandemia y sus ventas se fueron hasta los suelos.

“Me afectó bastante, la gente que me traía ropa no está trabajando, muchos se quedaron sin trabajo, entonces pues no usan ropa de vestir, tengo dos clientes que me traen si acaso una docena a la semana o al mes, entonces ahorita sí me la estoy viendo muy apretada”.

“Tres meses, abril, mayo y junio que sí estuvo muy crítica la situación aquí, gracias a vecinos que nos apoyan y nos siguen apoyando, no como antes, pero sí parcialmente nos ayudan y me extienden la mano, ya sea que me traigan comida o algo para hacer de comer”.

Don Enrique puede sobrevivir gracias a los ingresos semanales que genera, pues además de su trabajo habitual, también es lavacoches, ganando entre 300 y 400 pesos a la semana. Así mismo, mencionó que el gel antibacterial y los cubrebocas son algunas de las preocupaciones que menos lo afectan, gracias a que la gente le regala nuevos artículos constantemente.

“Si está dura la pandemia, bendito Dios nos hemos cuidado lo más que se puede para evitar un contagio o contagiar a gente, pero aquí en la calle bendito sea Dios que no nos ha tocado nada”.

También comentó que el arrendador del que antes era su hogar, prometió reconstruirlo, sin embargo, no se sabe cuándo comenzará la reconstrucción, pero mantiene la fe en su palabra.

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