A sus 83 años, el actor galés Anthony Hopkins confesó que nunca se había sentido tan feliz como lo estoy viviendo en estos momentos. Sin embargo, tiene sentimientos encontrados en cuanto a su profesión.
El actor del dos veces ganador de los premios Oscar no ha sido precisamente un jardín de rosas, pues estuvo marcado por sus episodios de ataques de ira, depresión y alcoholismo. Nunca fue un estudiante brillante y desde niño sentía que no encajaba en ninguna parte.
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“Me sentía el más tonto de la clase, quizá tenía problemas de aprendizaje, pero era incapaz de entender nada. Mi infancia fue inútil y enteramente confusa. Todo el mundo me ridiculizaba”, reveló Anthony Hopkins a The New York Times.
El actor ha cargado con varios demonios a lo largo de su carrera. En 1981 su padre murió por una dolencia en el corazón producto de los años de duro trabajo.
“Cuando pienso en cómo mis padres se esclavizaron toda su vida en una panadería para ganar una miseria… yo lo he tenido demasiado fácil. Me avergüenzo de ser actor. Debería estar haciendo otra cosa. Actuar es un arte de tercera. Nos pagan demasiado y nos hacen demasiado caso. Me gusta la atención y el dinero, pero me siento como un estafador”, declaró el actor.
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