16.6 C
Monclova
dom, Dic, 2025

En la Solemnidad del III domingo de Adviento, Cristo vence la ideología que nos hace sordos a la verdad: León XIV

Durante el Ángelus, el Papa comenta el Evangelio de Mateo y reafirma que Jesús sigue hablándonos a través de los pobres, los últimos y los enfermos. Como Juan el Bautista en la cárcel, nos exhorta a no perder la esperanza y a mantener “una voz libre en busca de verdad y justicia”

Publicidad NRT

Está el mundo de las cárceles que hoy, domingo 14 de diciembre, celebra su Jubileo; hay peregrinos de diversas nacionalidades con pancartas y banderas, y también simples turistas escuchando la reflexión del Papa León durante el Ángelus, en este tercer domingo de Adviento, basada en el Evangelio de Mateo.

Juan el Bautista se encuentra justamente tras las rejas debido a su predicación, pero a pesar de sufrir la prisión no pierde la esperanza; incluso encadenado sigue siendo una voz libre en busca de verdad y justicia. Y desde esa cárcel se interroga, busca al Mesías y pregunta: “¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?”

La respuesta de Jesús, afirma el Pontífice, pone la mirada en aquellos a quienes Él amó y sirvió, y que hoy siguen estando en el corazón de la Iglesia.

“Son ellos: los últimos, los pobres, los enfermos quienes hablan por Él. Cristo anuncia quién es a través de lo que hace. Y lo que hace es para todos nosotros signo de salvación. De hecho, cuando se encuentra con Jesús, la vida privada de luz, de palabra y de sentido recupera su significado: los ciegos ven, los mudos hablan, los sordos oyen. La imagen de Dios, desfigurada por la lepra, recupera integridad y salud. Incluso los muertos, totalmente insensibles, vuelven a la vida. Este es el Evangelio de Jesús, la buena noticia anunciada a los pobres: cuando Dios viene al mundo, ¡se le ve!”.

La Palabra de Dios – continúa – tiene un poder de liberación y de sanación. De ahí la invitación a alegrarse porque Cristo es nuestra esperanza, “sobre todo en la hora de la prueba”, cuando la vida pierde sentido y nos cuesta escuchar al prójimo.

“Él da palabra a los oprimidos, a quienes la violencia y el odio han privado de voz; Él vence la ideología que hace sordos a la verdad; Él sana de las apariencias que deforman el cuerpo. El Verbo de la vida nos redime así del mal, que conduce el corazón a la muerte. Por eso, como discípulos del Señor, en este tiempo de Adviento estamos llamados a unir la espera del Salvador con la atención a lo que Dios hace en el mundo. Entonces podremos experimentar la alegría de la libertad que se encuentra con su Salvador…”

NOTAS RELACIONADAS

LO MÁS RECIENTE