Un pequeño niño perdió la vida tras ser brutalmente atacado por cuatro perros cerca de su hogar; al percatarse de que no regresaba, su mamá salió a buscarlo y encontró la terrible escena, por lo que de inmediato lo cubrió con su cuerpo y evitó que siguieran atacándolo, pero ya era demasiado tarde.
Durante el pasado fin de semana se registró el fallecimiento de un menor de edad y el ingreso de su madre al hospital después de que fueran atacados por cuatro perros, dos de la raza rottweilers y dos mestizos, después de que el niño, de apenas 7 años, saliera a caminar.
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De acuerdo a las investigaciones, los hechos ocurrieron después de que el menor se acercara a la propiedad de sus vecinos, en donde fue atacado por los perros: Cabe destacar que los dueños de las mascotas habían sido acusadas previamente de abuso animal, ataque a animales salvajes y sobrepoblación de animales en su casa.
Al percatarse de que su hijo no volvía a casa, la madre de familia, identificada como Emily Islas, salió a buscarlo y lo encontró en el terreno de enfrente, inconsciente y tendido en el suelo con los perros a su alrededor. Aunque intentó ahuyentarlos, no lo logró, por lo que se tiró sobre su hijo para evitar que continuaran hiriendolo.
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Las mascotas atacaron a la mujer y lograron herirla gravemente. Fue hasta que vecinos alertaron a socorristas que estos se trasladaron al lugar y brindaron atención prehospitalaria a los afectados, para después llevarlos a un hospital. Lamentablemente se confirmó la muerte del menor.
La madre de familia, señaló una de sus amigas, sufrió severos daños en los nervios, una arteria rota en el brazo derecho, además de varias lesiones en la cabeza y espalda: “Conozco a Emily y sé que hizo todo lo que estuvo a su alcance para proteger a Kellan de ese ataque. Ella es una mujer y madre increíble y se sacrificó para tratar de salvar a su pequeño hijo”.
Tras el ataque, los dueños de los perros fueron citados por 15 violaciones de la Ordenanza de animales de las tribus, asimismo, se informó sobre el sacrificio de los cuatro perros.
Los hechos ocurrieron en la reserva Fort Fall centro de Boise, en Idaho.
